18 Abr La importancia de nuestros pensamientos ilustrada a través de un pequeño cuento
La tierra es redonda
Imagínate que estamos en la Edad Media. Un hombre ha acudido al puerto para despedir a su familia, que se marcha a un lejano país. El barco está junto al muelle y toda su familia está a bordo.
Les dice adiós con la mano. El hombre está un poco triste ante la inminente partida, pero también emocionado y feliz porque su familia se va a empezar una nueva vida, en una tierra fértil, y en pocos meses se reunirá con ellos. El capitán da la orden de zarpar y el barco se pone en movimiento. El hombre sigue despidiéndose con la mano. Y el barco se aleja más y más de la costa, mar adentro, y se va perdiendo poco a poco en el horizonte.
Y llega un momento en el que ve como el mar se “traga” el barco. Imagina a sus seres queridos ahogándose mientras el barco desaparece bajo las aguas. Y comienza a llorar desconsoladamente gritando: ¡Lo he perdido todo!
En realidad, el barco y sus seres queridos están perfectamente. El hombre está convencido de que se ha hundido porque cree que la tierra es plana. Ha visto con sus propios ojos como el barco desaparecía, y en una tierra plana eso solo puede significar una cosa, que el barco se ha hundido y todos han muerto.
Pero, ¿cómo terminaría esta historia si nuestro hombre hubiese sabido que la tierra es redonda? Cuando el barco llega al horizonte y desaparece, él habría seguido sintiéndose bien. La situación es la misma, el mismo barco y las mismas imágenes. Pero él interpreta lo que ve de un modo diferente. Cuando creía que la tierra era plana, interpretaba lo que veía de un modo que le provocaba un estado de completa desesperación. Ahora que sabe que es redonda, hace una interpretación completamente diferente, y con esta interpretación se siente bien.
Con este cuento pretendemos evidenciar que, aunque la mayoría de las veces estamos convencidos de que nuestras emociones están determinadas por los sucesos que vivimos, la realidad es que esta relación no es tan simple, pues nuestros pensamientos se sitúan en medio.
Con esto no queremos decir que debamos cambiar nuestros pensamientos para no sentir emociones negativas, pues estas también son necesarias y es adecuado tenerlas ya que nos proporcionan información y nos permiten adaptarnos. Lo que sí conviene hacer es distinguir entre aquellas emociones negativas moderadas que resultan adaptativas y aquellas que son muy intensas y terminan resultando desadaptativas, interfiriendo en nuestro funcionamiento diario. En el caso de estas últimas, cambiar aquellos pensamientos y creencias que no reflejan la realidad y que nos llevan a estos estados emocionales negativos excesivos puede ser de vital utilidad en nuestras vidas, y para ello resulta esencial contar con la ayuda profesional adecuada.
Artículo elaborado por Nerea Benítez Mulero (Psicóloga Sanitaria y colaboradora del centro).
Revisado por Ana Piñar (psicóloga sanitaria y directora del centro).