El castigo no es el mejor camino

no castigar a los niños

El castigo no es el mejor camino

¿Por qué en se dan situaciones complicadas entre mi hijo/a y yo?

Parece que últimamente si no me pongo serio/a o si no le amenazo con castigarle no hay manera de que me haga caso… Al final me tengo que enfadar para que me haga caso… No me gusta, pero es que solo obedece cuando acabo gritando y de mal humor…

¿Te suena todo esto?

A pesar de que peleas con tu hijo/a todos los días, parece que cuando se termina la hora de jugar se inicia una batalla campal, ir a la ducha sigue siendo un follón o el momento cena tranquila se convierte en un imposible, entonces ¿qué está fallando? En muchas ocasiones, los castigos pueden generar un mayor número de malos comportamientos porque el cerebro del niño tiende a repetir aquello a lo que está prestando atención. Si le decimos constantemente todo aquello que no debe hacer, es muy probable que el niño se acerque más a eso, porque es a lo que le está prestando atención durante más tiempo.

Además, se ha demostrado que la eficacia del castigo para eliminar una conducta, solo se da cuando la persona que castiga está presente. De ahí que tu hijo/a pegue a su hermano/a cuando está en casa de los abuelos y no tanto cuando está contigo.

Qué siente mi hijo/a cuando le castigo

Me gustaría que eches la vista atrás y recuerdes qué sensaciones recorrían tu cuerpo en alguna ocasión en la que tu papá o tu mamá te gritaron, te agarraron del brazo fuertemente o te dijeron que no querían jugar contigo porque te habías portado mal. Seguramente sentiste miedo, tristeza, ansiedad o frustración. Los castigos dañan la autoestima del niño/a y la relación entre hijo/a-progenitor, hacen que los peques se sientan inseguros y temerosos respecto a sus conductas, lo cual facilita la aparición de problemas emocionales.

Es momento de mejorar…

No te apures por haber utilizado el castigo en algunas ocasiones, perder los nervios en ciertas situaciones es algo completamente normal, educar es una labor realmente difícil que conlleva un desgaste mental. Si quieres aprender cómo educar sin gritos y sin amenazas, estaremos encantadas de ayudarte.

Artículo elaborado por Jéssica Santamaría Gómez-Lobo (Psicóloga Sanitaria y colaboradora del centro).

Revisado por Ana Piñar (psicóloga sanitaria y directora del centro).