
07 Abr ¿Cuáles son los miedos más habituales a los que nos podemos enfrentar cuando un bebé viene a casa? (parte II)
El MIEDO a emoción más, con una función muy concreta, intenta avisarte y protegerte. Esta emoción es maravillosa y normal, pero, como todo, en su justa medida. Te ofrecemos una guía práctica de los miedos más habituales a los que nos enfrentamos antes y durante la maternidad/ paternidad.
Miedos relacionados con el periodo de embarazo:
Miedos relacionados con la salud del bebé: Cuando y un embarazo o incluso antes, comenzamos a planear tanto nuestra vida futura como la del bebé. Esto hace que, normalmente, pongamos especial ilusión en este proceso y cualquier noticia que puedan darnos sobre que pueda tener algún problema de salud es normal que nos afecte. Algunos miedos relacionados con esto son:
- Que el bebé no se alimente bien: Sobre todo si durante los primeros meses son frecuentes las náuseas y los vómitos.
- Que las náuseas y los vómitos duren demasiado tiempo: relacionado con el miedo anterior y con el siguiente.
- Miedo a no estar nutriéndonos bien en el embarazo.
- Miedo y nerviosismo ante las pruebas médicas. A veces, se llega incluso a no querer saber los resultados.
Miedo al parto. Es normal no conocer los procedimientos y las implicaciones que esto tiene, aunque nuestro cuerpo esté preparado para ello. Una buena forma de combatir este miedo es educándonos en lo que ocurre en nuestro cuerpo y al bebé con los profesionales de la salud que nos están atendiendo.
Miedos relacionados con cambios corporales: Es importante tener en cuenta que durante el embarazo existen una serie de cambios hormonales, biológicos y corporales que vendrán de manera prácticamente obligatoria. Esto hace que aparezca el miedo a subir de peso, a las estrías u otros cambios estéticos, a no reconocerse, …
Miedos relacionados con la nueva rutina: cuando un bebé está en camino debemos continuar con las tareas del hogar, las rutinas sociales, la pareja, el mundo laboral… Durante gran parte del embarazo la capacidad va a estar mermada y vamos a necesitar más ayuda de los demás. Eso no quiere decir que tengamos que posponer todas nuestras rutinas hasta después del embarazo: podemos amoldarnos a ellas y hacer lo que podamos, teniéndonos siempre en cuenta. Por ejemplo, en el ámbito social, se pueden hacer planes más cerca y más tranquilos… En el ámbito de las tareas del hogar podemos hacer tareas que no nos resulten demasiado demandantes físicamente… En todo este proceso es muy importante prestarnos atención y pedir ayuda si lo necesitamos.
Miedos relacionados entorno al periodo de post parto:
Miedo a que el bebé haya nacido y se desarrolle sano: por supuesto que la salud del bebé es algo que va a preocuparnos. Por ello, debemos confiar en los sanitarios que están haciendo su trabajo de la mejor forma posible para que tanto al bebé como a los cuidadores tengan saciadas todas sus necesidades.
Miedo a dar o no lactancia: Una de las decisiones más importantes cuando una persona da a luz es ésta en concreto. Durante el embarazo es importante que te informes, que preguntes a las matronas y que valores en función de tus recursos, qué opciones puedes barajar cuando tengas al bebé y realizar la que más cómoda te haga sentir.
Miedo a no ser suficientemente buena/bueno para cuidar al bebé: Cuando se trata de cuidar a nuestro propio bebé parece que los errores se vuelven mucho más importantes y la culpabilidad se apodera de nosotras/os con sólo pensar que podemos haber hecho algo mal. La incertidumbre muchas veces es un factor difícil de lidiar, pero no imposible. Fíjate en tu alrededor, en las personas que pueden ayudarte y en los profesionales que tienes al lado y pide ayuda en todo lo que necesites.
Miedo provocado por la presión social y las expectativas culturales: de nuevo volvemos a las presiones estéticas, a cómo debería ser una persona cuando da a luz, … Existen tantas expectativas sobre la familia que parece que hay una serie de normas y obligaciones que cumplir cuando se da a luz. Es normal sentirnos presionadas/os y abrumadas/os ante tanta exigencia. Que esto no te impida pedir ayuda si lo necesitas en algún momento.
Miedo al cambio y a la pérdida de independencia: Es muy importante tener en cuenta que cuando una persona da a luz o su pareja lo hace, nuestra identidad se transforma. Esto no quiere decir que el pilar que sostiene lo que somos ha de ser el rol de cuidadores, pues no debemos olvidar que además de ello, somos personas con gustos, aficiones, relaciones sociales, metas… La llegada del bebé no va a hacer que esto desaparezca. Lo importante es adaptarnos a esta nueva etapa entendiendo que todas esas pequeñas partes de nosotros pueden ser compatibles si sabemos cómo hacerlo. Esto puede ser un tema complicado, date tiempo, necesitaras un proceso de adaptación, pero, poco a poco, podrá ir llegando. No dudes en pedir ayuda.
Miedo a no saber educar bien al bebé cuando crezca: este es uno de los miedos probablemente más comunes. Confía en ti, en lo que ya sabes y pregunta todo lo que necesites saber. Te recomendamos que te informes, pero no que te sobre informes constantemente ya que esto podría generarte más ansiedad que conocimiento. Encontrarás tantas formas distintas de hacer las cosas que eso podría confundirte e incluso bloquearte. Escoge una forma, una guía que tú consideres la oportuna para ti y confía en tu instinto.
Miedos relacionados con la faceta social
Miedos relacionados con la pareja: Algunos de estos miedos pueden estar motivados por la presión estética y social que viven las personas gestantes incluso durante el periodo de embarazo. Algunos de los miedos pueden estar relacionados con la intimidad sexual y afectiva de la pareja. Es importante entender que cada persona es un mundo, y la lívido, la capacidad sexual y las ganas son cosas independientes de cada persona. No debemos sentirnos culpables por no sentirnos con ganas, por no encontrarnos preparadas físicamente o por cualquier otra dificultad que pueda surgir al respecto. Es importante hablar con la pareja de manera asertiva, empática y respetuosa y aclarar cómo nos sentimos al respecto. En cuanto a la intimidad y al futuro, es importante no descuidar el tiempo de calidad que pasamos con la persona, aunque ese tiempo se transforme en cosas más cotidianas. Es importante comunicar cuáles son los sentimientos, impresiones y necesidades de la pareja y continuar como un equipo.
Miedos relacionados con los amigos: las relaciones sociales van a ir fluctuando a lo largo de toda nuestra vida. Es normal que durante el embarazo o el parto nuestra prioridad atencional seamos nosotras mismas, nuestra pareja o el bebé, pero todo esto no tiene por qué hacer que desaparezca nuestra atención por completo del ámbito social. Las amistades y la familia son imprescindibles, son una pata más que sostiene lo que es nuestra mesa. Por ello es importante seguir acordándonos de ellos, realizar planes a los que podamos ir o que incluso puedan venir, expresarnos con ellos, entender tanto nuestras necesidades como las suyas y compartir de vez en cuando cómo nos encontramos y cómo se encuentran ellos.
Miedos relacionados con la familia: a veces la familia es un ámbito difícil de gestionar. Sobre todo, cuando existen conflictos intrafamiliares o diferencias muy concretas. A veces parece que la familia ha de ser nuestro mayor apoyo y no nos sentimos de esa forma. Por eso es muy importante tener en cuenta qué tipo de apoyo vamos a querer de ella si es que queremos alguno. Para ello, debemos identificar nuestras necesidades y cómo podrían ayudarnos con ellas. Las personas que nos ayuden deben conocer cuál es la ayuda que queremos y estar dispuestas a prestarla. Si esto no fuese posible y fuese un tema difícil para gestionar, no tengas miedo en apoyarte en las personas que siempre están ahí para ti. Comparte tus inquietudes y si lo necesitas, busca ayuda psicológica.
El cuidador/a no gestante (si lo hay) muy probablemente experimente la mayoría de estos miedos anteriores también. Aun así, existen varios miedos que también se ven presentados de forma más característica:
Miedo a no poder proteger y mantener la familia: Cuando nos encontramos con que nuestra pareja está embarazada o acaba de tener un bebé puede aparecer un descoloque. Existe la necesidad de gestionar toda esta preocupación y entender que el papel de la persona no gestante no es un papel secundario ni mucho menos, sino que es parte del pilar de la familia y que debe expresar sus emociones y preocupaciones y ser comprendido.
Miedo a la muerte: muchas personas cuando traen un bebé al mundo comienzan a pensar que se encuentran en una etapa de la vida intermedia o avanzada. Existen concepciones como la temporal que cambian con el tiempo y a veces, se convierten en miedos que gestionar.
Miedo a no saber actuar durante el embarazo, el parto o es postparto: es normal que no entendamos cuáles son todos los procesos a tener en cuenta durante estos periodos. De hecho, lo normal es no saberlos. Comparte tus inquietudes y no sientas culpabilidad o vergüenza por querer cuidar a tu núcleo familiar, aprende toda la información que necesites.
Miedo a mantener relaciones sexuales mientras existe el embarazo: este es un miedo muy común tanto en personas progenitoras como no progenitoras. Es importante que para esclarecer estas dudas se le hagan preguntas al profesional de ginecología para ver de qué forma se pueden mantener relaciones sexuales sin riesgos.
Artículo elaborado por Paula Parrado Espinosa (Psicóloga y colaboradora en prácticas del máster de Psicología Sanitaria en nuestro centro).
Revisado por Ana Piñar (psicóloga sanitaria y directora del centro).