25 Abr Escapar de sentirse mal … ¿Nos puede hacer sentir peor?
Las emociones son adaptativas y necesarias, pues nos proporcionan información muy valiosa y además nos ayudan a comunicarnos. Sin embargo, hay ciertas emociones que tendemos a evitar o a ocultar porque nos resultan incómodas, como la tristeza o la ira. Pero a pesar de que experimentarlas nos pueda parecer desagradable o incómodo, este tipo de emociones que etiquetamos como negativas son igualmente válidas y adaptativas, pues nos ayudan a conocer qué cosas nos producen dolor, nos permiten manifestarlo y, además, fomentan el acceso a los recursos necesarios para hacerles frente (por ejemplo, si manifestamos tristeza, puede que consigamos apoyo social).
Son una especie de “chivato”, nos dicen que algo está ocurriendo.
Así pues, aunque nos resulte desagradable experimentar malestar, es una reacción imprescindible que nos permite adaptarnos por lo que… ¿será mejor aceptarlo o escapar de él cuando aparece?
Algunas de las estrategias que solemos utilizar para evitar las emociones que nos hacen sentir mal son las siguientes:
- Cambios en nuestra conducta alimentaria o de sueño. Por ejemplo: comemos diferente o dormimos más y/o a destiempo.
- Marcharse de determinados lugares que desatan dicha emoción o no acudir a ellos. Usar, en definitiva, la evitación.
- Comprobar constantemente que no está ocurriendo aquello que tememos que ocurra. Demasiadas comprobaciones.
- Pensar en otra cosa o atender otras tareas. Usar la distracción como medio para evitarlas, pero, es un alivio momentáneo porque terminarán apareciendo.
- No hacer determinadas cosas, no mirar o no pensar en aquellos aspectos que desatan dicha emoción
Estos comportamientos pueden ser útiles a corto plazo ya que evitan que nos sintamos mal. Sin embargo, a largo plazo contribuyen a que se incremente el malestar ya que nos impiden afrontar las situaciones que generan dichas emociones y además, desatan una serie de emociones asociadas como la vergüenza o la culpabilidad por no saber gestionarlo.
El malestar no se puede aplazar de por vida y mucho menos eliminarlo ya que forma parte de nuestra naturaleza, pero sí podemos aprender nuevas estrategias para afrontar las situaciones que lo generan.
Si te parece y te apetece, podemos ayudarte.
Artículo elaborado por Nerea Benítez Mulero (Psicóloga Sanitaria y colaboradora del centro).
Revisado por Ana Piñar (psicóloga sanitaria y directora del centro).